ESTOY ORGULLOSA DE VIVIR EN MI PUEBLO

Hace unos días, me encargaron escribir un artículo sobre nuestros mayores. Así empecé: Solicité una jornada de convivencia en una Residencia de ancianos de nuestra ciudad; me concedieron 6 horas, de 12 de la mañana, a 6 de la tarde. Por esta razón, he tenido la oportunidad de compartir con estas personas, que son la humanidad personificada, su misma comida, su sobremesa, su merienda, y las vivencias que todos ellos tienen en lo más profundo de su corazón.

Yo, que siempre había creído que la familia es el pilar más sólido de nuestra sociedad, tengo que reconocer que en algunos casos estaba equivocada. Aún tengo la mala costumbre de mirar a las personas a los ojos, te revuelve las entrañas: Lo primero que ves es la tristeza, la soledad que les invade, y al mismo tiempo, como van cambiando el brillo de su mirada cuando te hablan de sus hijos, de sus nietos, y lo más triste que les ves, es el sentido de culpabilidad que tienen, sencillamente por ser viejos. Una señora me decía, que a sus 89 años, Dios la tenía que recoger ya, porque le estaba causando a su hijo y a su nuera un problema tenerla que ira ver una vez al mes, siempre que podían, porque trabajaban los 2 y que a ella esto le dolía mucho. Otra señora, muy culta, pero que no tenía hijos y guardaba un libro como su joya más valiosa. Se lo había regalado su marido hace 51 años. Le leí un párrafo ya que tenía problemas en la vista. Cuando terminé, mi corazón se llenó de pena porque lloraba como una niña. La impotencia que te produce no tener en tus manos un arma efectiva para acabar con estas injusticias, que son motivos para quitarle el sueño durante días, aunque sea dormilona como yo.

Lo que más le dolía a todos, era no acabar sus días rodeados de los seres queridos. Yo, que he tenido la suerte o desgracia de ver la triste fría película de la vida real desde un lugar preferente, quiero hacer un llamamiento muy especial, a todas las personas que tienen a una persona mayor, que no consientan que terminen sus días fuera de sus familias y amigos.

Cuando voy por mi pueblo, y veo a todos nuestros mayores hablando o comentando sus cosas, me siento feliz, y este es el motivo por el cual estoy contenta de vivir en una zona rural.

Estrella Sánchez (01-07-1999)